martes, 8 de julio de 2008

Especies invasoras en los ríos extremeños: los peces.

En un artículo publicado en 2006 por el Dr. José Luis Pérez Bote, profesor de la Universidad de Extremadura, se enumeraban las especies de peces extrañas a nuestra fauna, que puede decirse que “contaminan genéticamente” nuestros ríos; catorce, el 41% del total de especies piscícolas presentes (que son 34), lo cual supone, aunque a muchos no se lo parezca, que los ríos de Extremadura, son quizás los ecosistemas naturales más castigados y dañados por la mano del hombre. Estas especies son: la Carpa y el Carpín (introducciones artificiales antiguas, aunque no por ello dejan de ser especies extrañas a la fauna ibérica), la Tenca (sobre la que existe controversia sobre su posible origen; hay autores –Doadrio, 2001- que aseguran que es autóctona).
El Black bass y el Lucio, son ya tan familiares en nuestros cursos fluviales que cualquiera diría que no son auténticas máquinas depredadoras que han destruido y devorado todo pececillo que encontraron por su camino. Aquellos bordallos, pardillas, calandinos, jarabugos o bogas, que eran tan habituales en nuestros ríos –y si no, que se lo pregunten a los mayores- y que hoy en día son casi imposibles de encontrar. Los lucios fueron introducidos por técnicos del extinto ICONA, tristemente famoso por genialidades como ésta que se menciona, que tanto daño ha hecho sobre la naturaleza española, precisamente la institución que debía haber velado por ella.
A estos dos superpredadores se les han unido recientemente nuevos matones; la Lucioperca, dos especies de peces gatos (el moteado y el negro –este último más habitual-), el siluro (que puede llegar a pesar hasta 100 kgs.) y el gobio.
Más pequeños, pero también más prolíficos e invasores, la Gambusia, el Percasol (que se convirtió desde la pasada década en una auténtica plaga), y el más reciente Ablete o Alburno (introducido según el Dr.Pérez Bote, en el embalse de Campomaior, llegados a través del río Caya al Guadiana, y extendidos como una nueva plaga por todo este curso fluvial).

Una gallareta sobre nenúfares en el Guadiana. Ambas especies, al menos, son autóctonas.


Finalmente, como ejemplo de las incoherencias (por una parte se gastan el dinero de todos en proteger la naturaleza, y por otro en dañarla) y de la incapacidad de nuestros administradores (políticos y técnicos de la Junta de Extremadura), tenemos el caso inconcebible de la Trucha Arco Iris, especie igualmente extraña a nuestros ecosistemas fluviales, introducida entre 1910-1913 (según el científico Benigno Elvira, 1995), la cual es usada por la propia Junta de Extremadura, directa o indirectamente para repoblar algunos de nuestros ríos; de hecho, como puede leerse en la Orden de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, de 12 de noviembre de 2007 por la que se convocan ayudas a la acuicultura en Extremadura y se regula el procedimiento para su concesión, la repoblación fluvial con dicha especie, junto con Carpas, Tencas y algunas más, es subvencionada por la misma administración que debería estar limpiando nuestros ríos de este grave atentado sobre nuestra naturaleza. Se ve que desde el ICONA franquista hemos cambiado bien poco.
De estos datos de especies piscícolas, se escapan otros referidos a otras especies extrañas también, que no son peces y que pueblan también como nuevas plagas los ríos extremeños; el Cangrejo rojo americano, el Galápago de Florida, el Camalote o Jacinto de agua, la Almeja asiática, y alguna más que quizás se nos escape.
La situación de la fauna y flora de nuestros ríos y riveras puede decirse que es muy mala; si a ello añadimos la contaminación que sufren algunos cursos como el Guadiana, por los excedentes orgánicos de los abonos agrícolas y los fitosanitarios, que eutrofizan y envenenan las aguas del río, por los vertidos industriales y urbanos (algunos de aguas fecales sin depurar, como varios puntos en la propia ciudad de Badajoz –el tristemente famoso Caño de la Cambota, que sigue vertiendo libre al Guadiana al lado del Puente de la Universidad), y como otros proyectados, como el de la Refinería Balboa, en el Guadajira, que es imposible que tenga junto con el propio Guadiana, capacidad para absorber y depurar esta cuantía de polución prevista; con todo esto añadido, puede decirse que nuestros ríos, y principalmente el Guadiana, tienen firmada ya su sentencia de muerte.